Los cuidadores son aquellas personas que por diferentes motivos se convierten en la persona responsable del cuidado de una persona enferma, dedicando gran parte de su tiempo y esfuerzo a permitir que otras personas puedan desenvolverse en su vida diaria y ayudándola a adaptarse a las limitaciones que su discapacidad les impone. En el proceso de adaptación al cuidado se pueden diferenciar una serie de fases que experimentan la mayoría de los cuidadores, aunque es probable que estas fases no se produzcan en todos los casos.
- Fase 1: negación o falta de conciencia del problema
El cuidador no acepta que exista esa enfermedad o esa discapacidad. Esta fase es, normalmente temporal, pues la evidencia del deterioro de la persona hace que sea difícil aceptar las propias excusas del cuidador como “está distraído”, “ya sanará”,…
- Fase 2: búsqueda de información y surgimiento de sentimientos difíciles
A medida que se acepta que se está ante una situación de dependencia y que ésta va a afectar a la vida de la persona dependiente, del cuidador y del resto de las personas que conviven con él, los cuidadores suelen empezar a buscar información para entender al máximo la enfermedad o situación a la que se enfrentan.
También es común que aparezcan sentimientos de MALESTAR (por lo injusto de lo que les ha tocado vivir), ENFADO o IRA; estos sentimientos no dejan de ser respuestas normales a situaciones sobre las que no se tiene el control.
Sobrellevar los sentimientos de ira y de culpa sin tener medios adecuados para expresarlos puede ser muy destructivo para la persona. Para sobrellevar estos sentimientos es aconsejable que primero se de cuenta de ellos y después sea capaz de hablar de ellos de forma clara y sincera con alguna persona de su confianza.
A medida que pasa el tiempo, los sentimientos de ira y enfado pueden continuar, pues una relación importante de su vida (la relación con su padre, madre, esposo,...) se ha perdido o en el mejor de los casos modificado. Pero a pesar de esto, algo de control ya se tiene pues se cuenta con información sobre la enfermedad, información sobre los recursos existentes, y puede que la ayuda de algún familiar así como una idea más realista de lo que está pasando. Esto va a llevar al cuidador a tener una vida más normal y estar más capacitado para aceptar mejor los cambios que aparezcan.
Aquí los cuidadores son más capaces de manejar con éxito las demandas de la situación, son capaces de expresar sus emociones, principalmente la tristeza y la pena. Esta fase, no es alcanzada por todos los cuidadores.