- Comenzamos poniéndonos los guantes (tras el lavado de las manos).
- Se informara a la persona de qué pasos vamos a seguir para hacerle el aseo.
- Con la persona ligeramente incorporada, lavamos la cara con una compresa con agua y sin jabón. Para los ojos se utilizarán dos gasas, una para cada ojo (Ver "Higiene de los ojos").
- A continuación, con una esponja enjabonada, limpiamos brazos, axilas, tórax, región submamaria, abdomen, piernas y pies, insistiendo en los espacios interdigitales.
- Secamos con sumo cuidado, sin restregar, prestando especial interés a los pliegues cutáneos y espacios interdigitales.
- Colocamos a la persona de lado y con otra esponja enjabonada y agua limpia, lavamos el cuello, espalda, glúteos y la parte posterior de las piernas, aclarando después. Secamos cuidadosa, meticulosa y concienzudamente.
- Ponemos a la persona en la posición inicial (boca arriba ligeramente incorporada: posición de decúbito supino) y hacemos la higiene de la boca, de los ojos, de los pies, del cabello y de la región genito-anal como explicamos a continuación:
â–¡ Higiene de la boca: se tiene que realizar después de cada comida y siempre que sea necesario. En el caso de que el usuario tenga prótesis dental, ésta se lava con agua y antiséptico y un cepillo; finalmente hidratamos los labios con vaselina o cacao.
â–¡ Higiene de los ojos: con gasas estériles empezamos a limpiar desde el lacrimal hasta el ángulo externo del ojo, retirando todas las secreciones y legañas; utilizamos una gasa diferente para cada ojo.
â–¡ Higiene de los pies: hay que tener en cuenta que en los ancianos los pies presentan muchas complicaciones por alteraciones circulatorias, deformidades óseas, DM, etc. Lavamos con agua y jabón, y secamos cuidadosamente, sobretodo entre los dedos. Hidratamos con crema, y aplicamos vaselina en los talones y en las durezas. Las uñas tienen que estar limpias y bien cortadas, utilizando para ello un alicate o una lima, sumergiéndolas previamente en agua templada para que ablanden. Hemos de vigilar su coloración y la aparición de lesiones cutáneas.
â–¡ Higiene del cabello: se realiza al menos una vez a la semana, colocando al paciente en decúbito supino, de forma que quede libre la cabeza; para ello retiramos la almohada y situamos unas sábanas enrolladas debajo de los hombros. Cubrimos la cama para que no se moje, y ponemos una palangana debajo de la cabeza. Ponemos tapones en los oídos. Enjabonamos el pelo, y lo aclaramos con agua abundante. Lo secamos con una toalla, y si es posible, lo secamos con un secador, para después peinarlo. Para realizar el aseo del cabello a una persona encamada es conveniente utilizar un lava cabezas que es una ayuda técnica que facilita esta tarea.
â–¡ Higiene de la región genito anal: se realiza diariamente y siempre que sea preciso (tras poner un enema, antes de colocar una sonda vesical, etc.).
â–¡ Región genital en la mujer: la colocamos en decúbito supino, con las piernas flexionadas. Limpiamos con agua jabonosa y una gasa los labios mayores, menores y el meato urinario, de delante hacia atrás con técnica de arrastre. Aclaramos con agua, y aplicamos un antiséptico de mucosas. Por último secamos cuidadosamente, insistiendo en los pliegues.
â–¡ Región genital en el hombre: colocamos al enfermo en decúbito supino, y limpiamos con agua y jabón los testículos y el pene; retiramos el prepucio y limpiamos el glande con una gasa. Aclaramos con agua, irrigamos con un antiséptico y secamos suavemente. Por último, bajamos el prepucio para evitar que se forme un edema en el glande.
â–¡ Región anal: Ponemos al enfermo en decúbito lateral, y limpiamos con una esponja y agua jabonosa la zona, de delante hacia atrás. Aclaramos y secamos, y si la piel está irritada, puede ser necesario aplicar una crema protectora.
- Para la higiene genital resulta muy cómodo utilizar (si se tiene) una cuña ya que garantiza un mejor aseo de esta zona. Para ello se coloca al paciente en decúbito lateral e introducimos la cuña, para a continuación volver a la posición de decúbito supino y proceder al aseo.
- Finalmente secamos cuidadosamente de forma inmediata. Es muy importante el secado de la piel; hay que finalizar siempre el baño secándole sobe todo las zonas de riesgo (ingles, entre los dedos de la mano y pies, axilas, nalgas y por debajo del pecho) y comprobando el estado de sus pies.
- Aplicamos un masaje de crema hidratante corporal insistiendo en los pliegues cutáneos y en las zonas de fácil escoriación (talones, espalda, glúteos...). Es muy importante proporcionar una buena hidratación. Las cremas que se utilizaran estarán en función de cada tipo de piel.
- Aprovechamos el momento del baño para examinar la piel del paciente y observar si existe inicio de algún tipo de anomalía dérmica, evitando de este modo la aparición de úlceras por presión..