Es la medida principal en personas que no pueden movilizarse por sí solas. Cuando la persona está sentada, tiene que levantarse del sillón durante unos segundos cada hora; si lo pude hacer ella sola, hay que insistirle en que lo haga cada 15 minutos, alternando inclinaciones laterales hacia la derecha y hacia la izquierda con ayuda de cojines para evitar deslizamientos.
Como recomendaciones generales para este procedimiento están:
- No hacer maniobras bruscas.
- Aprovechar los cambios posturales para dar masajes, realizar fisioterapia respiratoria u otras actividades necesarias.
- Vigilar la aparición de dolor durante la movilización, por si fuera necesario pautar analgesia.
- Vigilar la aparición de lesiones cutáneas en cada cambio.
- Mantener a la persona limpia y seca.
- Estimular a la persona para que realice movimientos en la cama; se pueden colocar soportes y asideros que faciliten la movilización.
- Los cambios posturales se realizan cada dos o tres horas, siguiendo una rotación programada.
Protección de las prominencias óseas:
Son un complemento a los cambios posturales, y ayudan a disminuir la presión en los puntos de apoyo. Algunos de los que hay en el mercado son:
- Almohadas y cojines de distintos tamaños y materiales (espuma, algodón, silicona...)
- Piel de cordero artificial: disminuye la presión, el rozamiento y la humedad. Se lavan fácilmente.
- Colchones de agua: redistribuyen el peso por toda la superficie corporal, aunque son pesados, caros, difíciles de manejar y se estropean fácilmente.
- Colchones de aire con presión alternante: formados por una serie de cámaras neumáticas que se hinchan y deshinchan alternativamente por medio de un motor, modificando así los puntos de presión contra la cama, aunque el motor produce ruido, y se pincha con facilidad.
- Colchones de espuma: alivian la presión y proporcionan una superficie de descanso cómoda, además de ser más baratos, aunque hay que decir que son menos eficaces.
- Anillos o flotadores: para evitar la presión en sacro e isquion, están desechados por el riesgo de isquemia en la zona donde apoyan.
- Protectores locales: los hacemos con goma espuma, vendas de algodón... y útiles para proteger los talones, los codos y las rodillas.