A pesar de que la supervivencia en el caso del cáncer ha aumentado mucho (un 10 % entre la década de los 80 y la de los 90), el 27 % de las defunciones que ocurren en España se deben a esta enfermedad. Esto significa que cada año unas 97.000 personas en nuestro país se convierten en enfermos terminales y requieren cuidados paliativos, ya sea en centros sanitarios o, preferiblemente, en su domicilio.
La Organización Mundial de la Salud define los cuidados paliativos como “…el cuidado activo y total de aquellas enfermedades que no responden a tratamiento curativo. El control del dolor y de otros síntomas, así como la atención de aspectos psicológicos, sociales e incluso espirituales es primordial. La meta de la Medicina Paliativa es conseguir la mejor calidad de vida de los pacientes y sus familias (…) no acorta ni alarga la vida, proporciona alivio del dolor y de otros síntomas estresantes (…), integra los aspectos psicológicos y espirituales del cuidado, ofrece un sistema de apoyo para ayudar a los pacientes a vivir tan activamente como sea posible hasta la muerte, y apoya a la familia durante la enfermedad del paciente y durante el duelo”.
Para un paciente que no tiene curación, la mejor medicina será encontrase en un ambiente tranquilo, conocido, sin estrés, y en donde se le aporte bienestar y confort, es decir, en su domicilio, junto a sus seres queridos. Para la familia supone una ayuda, ya que se potencia su participación en el cuidado del enfermo, haciéndoles sentirse útiles y capacitados para enfrentarse a situaciones difíciles que pueden presentarse, así como a los procesos de duelo una vez que su familiar ha fallecido.
Los Cuidados Paliativos son prestados por profesionales sanitarios con una formación específica (médicos, enfermeras, psicólogos, auxiliares de enfermería, trabajadores sociales, auxiliares de ayuda a domicilio), que trabajan de una manera coordinada para alcanzar los objetivos anteriormente expuestos. Esta atención se realizará en el domicilio del enfermo cuando den las siguientes condiciones:
- El domicilio reúne unas condiciones que permiten organizar la asistencia:
- Ha de ser estable (evitando cambios de domicilio).
- Condiciones aceptables de habitabilidad.
- Contar con un cuidador principal como mínimo. El cuidador principal es “aquella persona que, conviviendo con la persona y estando suficientemente entrenado, asuma los cuidados básicos de higiene, alimentación y cumplimiento del tratamiento”.
- El paciente reúne criterios de enfermo terminal:
- Falta de posibilidades razonables de respuesta al tratamiento específico. Es decir, no existe ningún tratamiento que cure dicha enfermedad. Las enfermedades que cumplen estas características en mayor o menor medida en las etapas finales de la enfermedad son: cáncer, SIDA, demencias, insuficiencia específica orgánica (renal, cardiaca, hepática).
- Pronóstico de vida inferior a 6 meses.
- La familia debe tener conocimiento de la fase terminal de la enfermedad.
La calidad de vida y confort de estos pacientes antes de su muerte pueden ser mejoradas considerablemente mediante la aplicación de unos cuidados que deben ser continuos, individualizados, integrales (teniendo en cuenta aspectos tanto físicos, como emocionales y sociales) y adaptados a su situación y pronóstico.
Los cuidados generales más importantes son los siguientes:
- Aseo e higiene personal.
- Actividad física.
- Alimentación e hidratación.
- Control del estreñimiento.
- Cuidados del sueño.
- Control de los síntomas más frecuentes.